• FACEBOOK, CANDELA Y EL CONTRATO SOCIAL



    Vivir en una comunidad implica para cada uno de sus miembros someterse a ciertas obligaciones, algunas básicas a la convivencia de cualquier conglomerado social y otras algo más complejas, sujetas del rol que cada uno asume a partir de su pertenencia común con el resto.

    Esto es, de alguna manera, un contrato social entre los integrantes de una comunidad, tácito pero ineludible, contrato con el que a veces cumplimos más, otras veces menos y otras optamos por ese gran deporte nacional que es jugar al DT, al couch y/o gran estratega, no haciendo lo que nos compete pero opinando, objetando y repartiendo asignaciones y responsabilidades a más no poder.

    En este marco, es notorio como las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, se constituyen en un inapreciable canal para la expiación del nunca poco notable ¨ser argentino¨. El lamentable caso de Candela, la chiquita secuestrada y asesinada, es una clara evidencia de ello. 

    Si de por si un caso como este produce en la población una marcada angustia y estado de indefensión, la explosiva repercusión que tuvo el proceso de búsqueda generó una impresionante actividad en las redes sociales.

    Una tras otra las personas han propuesto en sus perfiles, sin más profundidad ni más liviandad que un ¨copiar y pegar¨, frases alusivas a su presunto dolor, el reclamo por un inmediato juicio y castigo a los culpables, e incluso pedidos de perdón a la víctima por no haber hecho nada como ciudadanos.

    Todas estas declamaciones resultarán tan efímeras como lo es cualquier frase insertada en el vértigo de las redes sociales. Con algo de suerte y popularidad alguna de ellas durará unas horas, otras minutos y otras ni eso. Acto seguido, la red y sus mismos y virtualmente angustiados miembros estarán jugando Farm-Ville, consignando salutaciones de cumpleaños con la escasa sinceridad que da ¨recordarlo¨ solo porque el festejante tuvo el tino tiempo atrás de registrar su fecha de nacimiento en Facebook, o comentando los comentarios de comentarios de alguien más que, tras una foto de perfil en Cancún, escribe en calzones con la mano derecha mientras se rasca la entrepierna con la mano izquierda.

    Si esto les ha resultado extenso, basta remitirse al genio de Quino, mentor de Mafalda y de, por supuesto, la inefable Susanita, quien ante una noticia de tragedia exclamaba ¨qué barbaridad¨, luego invitaba a Mafalda a gritar también ¨qué barbaridad¨ y entonces si, habiendo cumplido, podía seguir con sus juegos como si nada.

    Es deseable, en toda comunidad, recuperar el contrato social no como cuestión de forma sino de fondo...
  • You might also like