• BOCA, BIANCHI, RIQUELME Y EL FUCKING LIDERAZGO




    No debe haber sensación más recalcitrante para un hincha de Boca que la provocada por la prédica papista de un hincha de River, pero no es en calidad de hincha del club de la banda que escribo estas líneas sino como experto en management.

    Mucho se habla, especula y sentencia sobre la posible vuelta a Boca de Juan Román Riquelme. Faltan aún 48 horas para conocer el descenlace de la nueva novela riquelmista pero, sea cual sea el resultado, lo aquí consignado permanecerá vigente.

    Cabe aclarar que mi experiencia futbolera es la mínima posible, al punto de que aún hoy mis hijos de más de 20 años me recriminan que jamás los llevara a la cancha. A la luz de lo que representa el futbol hoy en día no me arrepiento aunque se que la gran mayoría de ustedes podrá argumentar sólidamente en contrario, pero no es de tablas de posiciones ni de hinchadas ni de gambetas de lo que pretendo hablar ahora, sino de liderazgo.

    Más allá de todo idealismo coparticipativo, un grupo, team, equipo o estructura funcional debe su correcto desempeño al cumpliento de normas, conductas y objetivos específicamente definidos, cuyo cumplimiento se presentará focalizado en una cabeza o líder capaz de administrar tanto variables formales como informales.

    Entenderán que me resulte particularmente llamativo, desde un plano estrictamente profesional, que Carlos Bianchi, actual DT de Boca, otrora caracterizado por un innegociable semblante de conductor de tropa que incluso ha incurrido en la prédica de sus gestiones de liderazgo mediante jornadas de capacitación para empresarios y ejecutivos, hoy se muestre entregado a los dimes y dirites de un jugador y/o miembro del equipo que él debe guiar.

    No se trata solo de Bianchi o de Riquelme, la mismísima dirigencia del club está pecando de igual manera al fogonear el desbalance natural que todo equipo o estructura requiere para potenciarse y rendir al máximo.

    Aquí no importa lo increíbles que pudieran ser las virtudes de Riquelme en el campo de juego, sino cómo serán administradas dentro de un esquema grupal que debería responder a un liderazgo que formalmente no está en cabeza del jugador sino de su cuerpo técnico.

    Sinceramente creo que Boca se equivoca (sentencia que no debe incluir para nada a hinchas y fanáticos que como tales se guían por una pasión ciega y genuina). Pero quienes en el club tienen la obligación de construir un equipo que funcione como tal, deberían gestionar más eficientemente variables tales como el liderazgo, no hacerlo es encender la mecha que tarde o temprano dará lugar a infinitos conflictos.

    Lo dicho no excluye a Riquelme como miembro destacado e incluso indispensable del equipo conducido por Bianchi, pero de nada sirve acopiar recursos si no se gestionan correctamente, más aún si entre estos recursos existe la posibilidad de desvirtuar la cabeza formal (y necesaria) que obra en la figura del DT.

    Es miércoles, todavía Juan Román no ha confirmado su arribo a Boca pero ya ha expresado su disconformismo con el rendimiento de sus futuros compañeros y con ello de su futuro líder de equipo, Carlos Bianchi. Qué sigue? Arrogarse el derecho de admisión a la cancha?

    Espero que los hinchas de Boca me lean más allá de colores y simpatías, no cuestiono habilidades futboleras en el marco de una contienda deportiva sino las gestiones de gerenciamiento dentro de una estructura que debe ofrecer como producto su más alto rendimiento.

    Fuera de esto, será un placer seguir los clasicos Boca-River y continuar con la andanada de misiles hincha-hincha a través de mails, twitter y facebook.

    Alejandro Kampelmacher

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